martes, 9 de febrero de 2016

Sexualidad y educación: determinantes en los patrones diferenciados por género en el inicio de paternidad/ maternidad en jóvenes en Guatemala

Por: Leslie Lemus Barahona, EducaGuatemala

El siguiente artículo está basado en los datos de la ENJU 2011 (población de 15 a 29 años de edad). El enfoque desde el que se desarrolla el argumento es el de Análisis del Curso de Vida e Historia de Eventos. Esta perspectiva plantea que las ventajas y desventajas se acumulan a lo largo de la trayectoria de vida por lo que es necesario introducir el tiempo en el análisis de los fenómenos poblacionales. El método empleado es el de Regresión Logística Binomial y requiere de la construcción de variables cambiantes en el tiempo, es decir que son resultado de combinar la ocurrencia de determinados eventos y la edad a la que los individuos lo han experimentado. El modelo desarrollado considera como variable dependiente “paternidad/maternidad” (cambiante en el tiempo). Las variables dependientes consideradas son “sexo”, “años de escolaridad”, “edad inicio de la vida sexual” y “salida de la escuela” (cambiante en el tiempo).

Perfil inicio de la vida sexual activa

El inicio de la vida sexual es condición lógica y necesaria para asumir que existe riesgo (en el sentido de probabilidad de que ocurra) de embarazo y por tanto de inicio de la paternidad/maternidad. De la muestra total de la ENJU 2011, el 45.02% reportó haber iniciado su vida sexual. Y aunque está proporción es muy similar entre hombres y mujeres, existen diferencias en cuanto a la experiencia. Así, es notable que casi dos terceras partes de los hombres han iniciado su vida sexual antes de cumplir 18 (66.28%) y la mayoría de las mujeres lo han hecho después de los 18 años (51.68%)[1].

Edad promedio inicio de la vida sexual activa…

General: 17.3 años
Hombres: 16.6 años
Mujeres: 17.8 años

Perfil educativo

Otra variable que suele asociarse con el inicio de la paternidad/maternidad es la experiencia educativa. Desde el punto de vista de la permanencia dentro del sistema educativo se identificó que al momento de relevamiento de la información el 19.56% de las mujeres aún se encontraban estudiando en tanto esa proporción entre los hombres alcanzaba el 36.35%. La edad promedio general de finalización/abandono de estudios es de 16.8 años de edad. Entre los hombres este promedio es de 17.1 y entre las mujeres de 16.6. Lo anterior sin duda incide en el logro educativo en términos de los años de escolaridad alcanzados por unos y otras.

Escolaridad promedio (años)…

General: 8.3
Hombres: 9.0
Mujeres: 7.7

Paternidad/maternidad
Más de la mitad del conjunto en riesgo manifiesta haber experimentado el evento de inicio de paternidad/maternidad, es decir haber tenido hijos (54.15%). Sin embargo existen considerables diferencias por género. Sólo el 30.51% de los hombres reportó haber tenido hijos, en tanto el evento le ha ocurrido al 72.60% de las mujeres.

Edad promedio de nacimiento de primer hijo…

General: 19.8
Hombres: 21.2
Mujeres: 19.4

Riesgos y calendarios diferenciados en el inicio de la paternidad/maternidad


A simple vista, los datos descriptivos muestran que existen diferencias significativas entre hombres y mujeres respecto del hecho de experimentar el inicio de la paternidad/maternidad.

Si se piensa en términos de probabilidades, el riesgo es casi 5 veces mayor para las mujeres respecto de los hombres[2]. Y si se considera el tiempo, ocurre que las diferencias se incrementan conforme se avanza en el calendario por edades. Por ejemplo, a la edad de 20 años el 50% de las mujeres habrá experimentado el inicio de la maternidad en tanto solamente el 10% de los hombres el inicio de la paternidad. Hacia el final del rango de observación -30 años de edad- al menos 9 de cada 10 mujeres habría experimentado el evento y solamente 5 de cada 10 hombres.



Resultados diferenciados: el impacto del ejercicio de la sexualidad y la experiencia educativa

Las probabilidades en el inicio de la paternidad/maternidad tienden a disminuir cuanto más tardío sea el inicio de la vida sexual. Así se observa que el riesgo disminuye casi 63% cuando se inicia la vida sexual en el período de 18 a 24 años y casi un 82% cuando es a partir de los 25 años respecto a iniciarla antes de los 18 años. Pero habría que advertir las diferencias de género en este tópico en particular. Así, una alta proporción de hombres han iniciado su vida sexual de manera más temprana que la mayoría de las mujeres del conjunto y sin embargo el riesgo de inicio de la maternidad es mayor para ellas.

Con respecto a la experiencia educativa habría que señalar que el riesgo de experimentar el inicio de la paternidad/maternidad es casi 2 veces mayor en las etapas posteriores a la salida de la escuela respecto de permanecer estudiando[3]. Y a propósito de las diferencias de género debe recordarse que la proporción de mujeres del conjunto en riesgo que se encuentran fuera de la escuela es mayor que la de los hombres –cerca de un 17% más de casos- así como que el promedio de edad de salida de la escuela es menor entre éstas.

En esta misma línea de argumentación se observa que el riesgo de paternidad/maternidad disminuye cerca de un 6.5% por cada año adicional de escolaridad. Cabe aquí recordar que el promedio de escolaridad para los hombres es de más de 2 años con relación al de las mujeres.

Reflexiones para la discusión


Las brechas entre hombres y mujeres respecto a la maternidad/paternidad se explican por al menos dos tipos de factores, directos (período inicio de la vida sexual activa) e indirectos (años de escolaridad y salida/permanencia en la escuela). De la muestra total de la Encuesta Nacional de Juventud (ENJU) 2011, el 45.02% reportó haber iniciado su vida sexual. Es notable que casi dos terceras partes de los hombres han iniciado su vida sexual antes de cumplir 18 (66.28%) y la mayoría de las mujeres lo han hecho después de los 18 años (51.68%). Otra variable que suele asociarse con el inicio de la paternidad/maternidad es la experiencia educativa. Al momento de la encuesta, el 19.56% de las mujeres aún se encontraban estudiando en tanto esa proporción entre los hombres alcanzaba el 36.35%. La edad promedio general de finalización/abandono de estudios es de 16.8 años de edad. Entre los hombres este promedio es de 17.1 y entre las mujeres de 16.6. Habría que señalar que el riesgo de experimentar el inicio de la paternidad/maternidad es casi 2 veces mayor en las etapas posteriores a la salida de la escuela respecto de permanecer estudiando

Sólo el 30.51% de los hombres reportó haber tenido hijos, en tanto el evento le ha ocurrido al 72.60% de las mujeres. Las probabilidades en el inicio de la paternidad/maternidad tienden a disminuir cuanto más tardío sea el inicio de la vida sexual. Así se observa que el riesgo disminuye casi 63% cuando se inicia la vida sexual en el período de 18 a 24 años y casi un 82% cuando es a partir de los 25 años respecto a iniciarla antes de los 18 años.

Así, respecto de los factores directos habría que insistir en la paradoja del inicio de la vida sexual activa, pues no tiene las mismas características en unas y otros, e incluso tiene implicaciones contrapuestas. Ellos con un perfil de inicio más temprano en este rubro tienen menores probabilidades de inicio de la paternidad respecto de las mujeres de iniciarse en la maternidad. No debe perderse de vista que estas diferencias están relacionadas con relaciones de poder y autonomía sobre el propio cuerpo, así como las prácticas y percepciones de género que hacen que hombres y mujeres asuman de forma diferenciada la maternidad/paternidad. Sobre estos tópicos conviene profundizar en términos del papel de la educación en la transformación de los universos culturales y simbólicos que legitiman las desigualdades.  

Luego, acerca del impacto del ámbito institucional educativo formal en la vida reproductiva de las personas jóvenes habría que señalar que los hallazgos tienden a confirmar el rol protector de la educación.  Por un lado porque a mayores años de escolaridad disminuyen las probabilidades de la temprana ocurrencia del evento. Por otro lado, sitúan las mayores probabilidades de incidencia entre quienes ya han salido de la escuela. Es decir, en términos de las preocupaciones de política pública, la hipótesis apuntaría a que el problema central no es que el inicio de la paternidad/maternidad produzca deserción escolar sino que una vez ésta ha ocurrido se incrementa el riesgo de ocurrencia del evento. Así, cuanto más temprana es la salida/abandono de la escuela tendería a acelerarse el calendario de inicio de la paternidad/maternidad. Nuevamente este es un rubro en el que las mujeres se encuentran en desventaja, pues una proporción más alta ha salido de la escuela, lo han hecho a edades más tempranas y en promedio alcanzan menores niveles educativos.



[1] El conjunto en riesgo resultante está compuesto en un 43.85% por hombres y un 56.15% de mujeres.
[2] El modelo de regresión logística binomial desarrollado arroja que la razón de momios es de 4.880396 con Prob>chi2= 0.0000.
[3] El modelo de regresión logística binomial desarrollado arroja que la razón de momios es de 2.108297 en la etapa de transición (primeros 2 años posteriores) y de 2.138438 en la etapa a la que se imputa la salida definitiva de la escuela, ambas con Prob>chi2= 0.0000.

No hay comentarios:

Publicar un comentario