sábado, 12 de marzo de 2016

Pugnas y tensiones alrededor de la Educación Sexual Integral en México y Guatemala: Actores y currículum en la última década

Por: Iskra de la Cruz Hernández - FLACSO Argentina
       Ana López Molina - EducaGuatemala

Presentación

México tiene aproximadamente 112,336,538 habitantes, políticamente está organizado como una República representativa, democrática y federal regida por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Está formada por un Distrito Federal con un Jefe de Gobierno y delegados, y 31 estados soberanos, cada uno conformado por municipios, y dirigidos por un gobernador. El 10% de su población es indígena y el 33% lo representa los jóvenes (INEGI, 2010). El 95% de la población total es católica. El 74% de la población escolar se ubica en la educación básica, que comprende preescolar, primaria y secundaria. El gasto total de fuentes públicas y privadas para instituciones educativas es del 7.3% del PIB, el 3.1% se destina a educación primaria y secundaria y el 0.6% a educación preescolar (SEP, 2014).

La República de Guatemala con alrededor de 15 millones de habitantes[1], está regida por una Constitución y gobernada por un gobierno central. Está dividida en 22 departamentos que tienen un gobernador nombrado por el presidente. Cada uno, a su vez, se divide en municipios cuyo gobierno local está dirigido por alcaldes electos. A diferencia de otros países centroamericanos, la población rural sigue teniendo un mayor peso demográfico (72% vive en zonas rurales) y 75.5% es indígena (PNUD, 2009), perteneciente a uno de los 22 grupos étnicos que conforman la diversidad cultural del país. La población cristiana alcanza el 87% del total (39% evangélicos y 48% católicos) (Prodatos, 2011). En educación, la cobertura de primaria alcanza el 89% de los y las niños entre 7 y 12 años de edad. De quienes ingresan a primaria, la mitad llega hasta 3er. grado y de estos, el 65% la completa. El Estado invierte 3% del PIB en educación, 75% en primaria (MINEDUC, 2013).

La Educación Sexual Integral (ESI)[2], ha entrado en las agendas nacionales en distintos momentos en estos países. Sin embargo, vemos que por ESI se está comprendiendo la transmisión de conocimientos relativos al funcionamiento y salud de los órganos sexuales, la información necesaria para prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y evitar o conseguir embarazos, así como la prevención y erradicación del acoso y la violencia sexual. A la vez, estos saberes se enmarcan en un discurso de derechos, a saber, el derecho al placer, el derecho a una vida sin violencia, el derecho a decidir cuándo y cuántos hijos tener, y el derecho a decidir si y cuándo contraer matrimonio. La forma en que estos conocimientos y estos derechos se traducen en contenidos en el currículum de educación primaria pasa por los sujetos de la determinación curricular.

Los actores que más han influido en la construcción de la verdad sobre el sexo son el Estado y la Iglesia Católica. El Estado ha buscado delimitar su papel en la construcción de la educación sexual y ejercer el control sobre sus acciones, mientras la Iglesia ha buscado imponer los principios que guían la acción del Estado y sacralizan la sexualidad y la reproducción, poniendo los valores cristianos como marco de referencia legítimo para definir el conocimiento y los valores que deben ser enseñados en las escuelas.

Estudiar a los actores y los discursos que están inmersos en la contienda por la educación sexual en México y Guatemala, significa entender la constitución de la laicidad y la reconfiguración de los dispositivos institucionales del Estado moderno, que no han dejado de ser permeados por valores y creencias religiosas. Como parte de los procesos de la modernidad, la sexualidad se ha configurado desde las disputas y las luchas históricas entre actores que se movilizan para mantener los controles o por conquistar libertades sobre el cuerpo, la conciencia, los vínculos, las prácticas, los contenidos y la enseñanza. Es en este sentido que se hace el análisis. Significa que en el presente artículo haremos referencia a quienes, en una exigencia democratizadora, aparecen teniendo una participación en la negociación de la transmisión escolar de los saberes en cuestión.

1.      Enfoques, posicionamiento y directrices de los organismos internacionales alrededor de la Educación Sexual Integral

Desde el nivel macro, existe una comunidad de Estados que ha firmado acuerdos internacionales en los que asumen la responsabilidad de garantizar y proteger los derechos humanos; estos documentos implican modificaciones en políticas y leyes nacionales, posiblemente un empuje hacia la laicidad, y algunas veces medidas de vigilancia para el cumplimiento de acuerdos. Guatemala y México forman parte de esta comunidad de Estados.

Desde 1994[3] las Naciones Unidas reemplazó el enfoque en cuestiones demográficas por una perspectiva basada en los derechos reproductivos como parte de los derechos humanos. Se incorpora el enfoque de género, para que mujeres y varones puedan disfrutar a plenitud su salud y derechos sexuales y reproductivos, incluyendo aspectos emocionales, psicológicos y afectivos, es decir, el placer también como derecho[4][2].Vale mencionar las recomendaciones que sobre el tema hiciera la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), proponiendo acceso universal a la salud sexual y reproductiva incluyendo la prevención de la transmisión del VIH, acceso a la Educación Sexual Integral para niños, niñas y adolescentes, así como la promoción de la equidad de género y eliminación de todo tipo de violencia contra las mujeres. Derivado de este programa, en 2005 la Secretaría de Educación Pública de México dio a conocer un Programa de Educación en Derechos Humanos. Para el caso guatemalteco se implementó el programa en 2008 luego de la firma de cartas de compromiso entre Ministerios de Salud y Educación de la región Centroamérica y el Caribe.

La Organización Mundial de la Salud asumió la salud sexual como una de sus preocupaciones a partir de la década de 1970. Desde entonces, ha estado presente el abordaje de la sexualidad relacionada con los derechos, tanto a la información como al placer. La salud sexual no se reduce a la ausencia de disfunción o enfermedad, sino que se amplía a la expresión libre y responsable de las capacidades sexuales en el marco del bienestar físico, psicológico y socio-cultural. Las ETS, incluyendo el VIH/SIDA, los embarazos no deseados y la violencia sexual se entienden como producto de la falta de información y de la irresponsabilidad en la práctica sexual. Para que la salud sexual se logre y se mantenga los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos.

2.      Enfoques, posicionamientos y sugerencias de actores nacionales gubernamentales y no gubernamentales alrededor de la ESI

Los actores gubernamentales encargados de implementar la política de Educación Sexual Integral con enfoque de derechos humanos y de género en las diferentes instituciones escolares de educación primaria, son, para el caso guatemalteco, el Ministerio de Educación (MINEDUC) y para el caso mexicano, la Secretaría de Educación Pública (SEP). En ambos países la contienda entre la Iglesia y el Estado ha derivado en pugnas, luchas y enfrentamientos por instituir un currículum laico.

En Guatemala se habla de educación sexual desde 1979, pero hasta 1992 se incluyen contenidos en el  currículum de educación nacional, siendo hasta 2005 que se promulga la Ley de Educación Integral en Sexualidad. En México, se hablaba de educación sexual integral desde 1933, sin llegar a concretar una política pública debido al peso político y cultural, siendo hasta el 2008 que se promulga la Ley. La aplicación de los programas educativos en educación sexual integral ocurre hasta el 2010 en México, mientras la reforma curricular en Guatemala se lleva a cabo en el 2008. De una educación sexual biologicista, se tuvo que incluir un enfoque de género que se reduce a prevención de violencia, y uno de diversidad cultural que no se hace evidente. Al final principalmente se enfoca en la prevención de VIH/SIDA.

En México del 2006 al 2012 se instaura un gobierno conservador y se desata una contienda por la educación sexual entre aprobar los contenidos conservadores o aprobar contenidos controversiales (aborto, anticonceptivo de emergencia, masturbación, homosexualidad y anticoncepción). Las organizaciones con perspectiva católica, algunos funcionarios y varias organizaciones de derechos sexuales se involucraron en una disputa y desarrollaron estrategias para incidir en la SEP, modificando textos. Mientras en Guatemala en 2012 con el cambio de gobierno, más conservador, con una nueva ministra, se abandonó e ignoró el programa, los avances, y los compromisos adquiridos a nivel nacional e internacional.

La SEP y el MINEDUC, trabajan en conjunto con organismos gubernamentales del área de salud. En Guatemala el Ministerio también debe coordinar esfuerzos con la Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM), la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI) y el Consejo Nacional de la Juventud (CONJUVE). En México, se trabaja con la Secretaría de Salud Pública (SSP), El Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/Sida (CENSIDA) y El Consejo Nacional para la Prevención del SIDA (CONASIDA). En ambos países esta coordinación se da través de proyectos en pos de la equidad y en Guatemala, además, con énfasis en la atención de la diversidad sociocultural del país. Tanto en México como en Guatemala se han implementado y desarrollado políticas públicas de promoción y desarrollo de las mujeres, así como de la promoción de iniciativas orientadas al fortalecimiento de la educación de la sexualidad en el marco de los acuerdos de la Declaración Ministerial "Prevenir con Educación" (promovido por El Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva, UNFPA).

Para el caso guatemalteco, ha habido una presencia importante de los docentes, por ejemplo, cuando se reportaron los primeros casos de SIDA en el país en los ochenta, un grupo de voluntarios se formaron con médicos israelíes sobre el tema VIH/SIDA. Reprodujeron estos conocimientos con otros docentes, formando el Comité de Educadores contra el SIDA. Las primeras acciones, con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, fueron con alumnos y docentes de las Escuelas Normales. Se institucionalizó en 1995. Su enfoque es también preventivo.

En ambos países la sociedad civil juega un papel importante, y, también, confrontador. Las organizaciones con inclinación católica están presentes en ambos países, la postura de la jerarquía de la Iglesia conservadora ha sido que la educación sexual es responsabilidad de los padres y por lo tanto la escuela pública no puede proveer esta educación porque no puede haber educación sexual sin moral y ética, lo que significa valores, que deben ser cristianos, de acuerdo a su discurso, pues la mayoría de la población lo es. Están convencidos de que la educación sexual lleva al libertinaje y la promiscuidad. En Guatemala, a partir de la promulgación de la Ley ESI y la ley de Acceso universal y equitativo a planificación familiar, el Arzobispado promulgó la carta “Dignidad en la vida humana” en 2005 y en 2009, el “Manual de educación para el amor”, como reacción a que se incluye el placer como derecho y propone una educación sin prejuicios morales ni juicios de valor desde un enfoque científico.

En México la Iglesia Católica se apoya con las organizaciones Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) y la Asociación Nacional Pro-Libertad de Enseñanza, que es la principal organización que hace negociaciones con funcionarios públicos interesados en apoyarlos desde el Congreso mexicano. Por ejemplo del 2006 al 2008, se llevó a cabo una pugna entre la Iglesia y la SEP en torno a los contenidos de los libros de ciencias, el debate detonó porque los textos contenían información controversial, resultando en modificaciones a los libros de texto.

Por otra parte, organizaciones de la sociedad civil han diseñado estrategias para propiciar una educación integral en la que se incluyen temas de sexualidad humana, equidad de género, para el caso guatemalteco el tema de etnia y pueblos indígenas, fundamentados en los derechos humanos y ciudadanos, en los que se enmarcan los derechos de las mujeres, niños, niñas y adolescentes.

En ambos países hay organizaciones que juegan un papel evaluador, en Guatemala la Asociación Pro Bienestar de la Familia (APROFAM), inicia en 1979 el trabajo de educación y prevención con jóvenes y tiene un Departamento de Educación que se especializa en el diseño, implementación, seguimiento y evaluación de estrategias de información, orientación y capacitación en temas de educación en sexualidad, salud sexual y reproductiva, y educación para la vida. La organización Incide Joven, desde los derechos sexuales y reproductivos y con atención a la diversidad cultural participó en la elaboración de la carta de entendimiento biministerial “Prevenir con educación”, ya que están convencidos de que al ampliar la cobertura educativa la juventud guatemalteca tiene la oportunidad de ejercer responsable, libre y sanamente su sexualidad. En México desde 1972 La Asociación Mexicana de Educación Sexual (AMES), El Instituto Mexicano de Sexología, La Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (DDESER), la Red Democracia y sexualidad (DEMYSEX), La Federación Mexicana de Educación sexual y Sexología (FEMESS)y la Asociación de Padres de familia (representantes de padres de familia de las escuelas públicas del país) defienden los derechos sexuales, forman parte del proceso de resistencia y se movilizan por situar la educación sexual como un asunto de libertad de conciencia, la garantía de la libre expresión de la sexualidad, la protección de la salud, la no discriminación, el respeto a la vida privada y la equidad de género, basando su lucha en un enfoque de derechos humanos y la reivindicación de la justicia, el respeto, la igualdad y la libertad de conciencia.

Otras organizaciones de la sociedad civil son un referente importante para no permitir el retroceso de laicidad y negocian también con funcionarios e instituciones que apoyan “la agenda de derechos humanos”, como los grupos LGTBI en ambos países, así como organizaciones de mujeres. Para el caso mexicano: La red Milenio Feminista, El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), el Consorcio por el Diálogo Parlamentario y la Equidad, la Letra “S”, el grupo de Salud Integral para la mujer (SIPAM), y la Asociación Mexicana contra la Violencia hacia las Mujeres. El trabajo conjunto de entidades académicas, de educación y de salud, ha sido importante para las organizaciones de derechos sexuales.

3.      El lugar, peso y enfoque de la ESI en el  currículum Nacional Base

En México y Guatemala la educación primaria es obligatoria. Sus objetivos, sin embargo, difieren, pues en el primer país sienta las bases para continuar en secundaria, mientras que en Guatemala la secundaria todavía tiene poca cobertura. La Constitución mexicana indica que la educación debe ser pública, laica y gratuita (artículo 3°). La guatemalteca caracteriza la educación pública como gratuita, científica y humanística (artículo 74).

En México, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 (PND) hace suya la prioridad de la educación de calidad al incluirla como una de sus cinco metas nacionales. Como parte del Plan, se realiza el Programa Sectorial de Educación 2013-2018 (PSE) cuyo cumplimiento en el sistema educativo se traduce en disposiciones y recursos de orden federal y en el ámbito local recurre a la inventiva y creatividad de sus cuerpos técnicos y maestros.

Guatemala aún no logra consensuar un Plan de Desarrollo, aunque la Secretaría de Planificación reúne los esfuerzos en lo que se denomina Plan Nacional de Desarrollo K’atun: nuestra Guatemala 2032, que se elabora en el marco del Sistema de Consejos de Desarrollo (SISCODE) y que pretende coordinar esfuerzos y proyectos institucionales públicos y privados. Por otro lado, existe el Plan de Implementación Estratégica de Educación (2012-2016) que se enfoca más en la lectoescritura.

México también atiende el acoso sexual en la escuela y la prevención de conductas de riesgo (violencia, adicciones, salud sexual y reproductiva) que suelen truncar la trayectoria educativa. Guatemala tiene un instrumento específico para el tratamiento de estos problemas, la Ley de Protección Integral de la Niñez y la Adolescencia (P.I.N.A.) de 2003. Se busca, con este marco legal, promover ambientes escolares libres de violencia, acoso y abuso sexual y favorecer una educación integral de los jóvenes, a la vez que se fortalece la educación sexual con enfoque de derechos humanos, perspectiva de género y competencias para la vida en todos los niveles y modalidades educativas.

Los objetivos, líneas transversales y estrategias respecto a la ESI se reflejan en los programas de estudio y materiales de primero a sexto año de Educación Primaria. Es a partir del tercer año que se comienza a hablar de educación sexual. En México se incorpora en las materias de Formación Cívica y Ética y de Ciencias Naturales. En Guatemala, en las áreas curriculares de Ciencias Sociales, Ciencias Naturales y Formación Ciudadana.

El CNB guatemalteco, organizado en dos ciclos de tres años cada uno y por competencias, incluye la ESI como eje transversal. En 3er. grado se incluyen en el área de Medio Natural y Social, proponiendo identificación de los órganos y las células sexuales, reflexión sobre ETS, VIH/SIDA y participación en campañas de prevención de estas enfermedades. En el Segundo Ciclo, en esta misma área, la competencia No. 3 es progresiva. Así, para 4° grado se propone “Identifica su sexualidad y las manifestaciones físicas y sociales de su desarrollo”; para 5° grado: “Identifica la función sexual humana y su impacto en las relaciones sociales y afectivas”; y para 6° grado: “Describe la reproducción y el comportamiento ético con relación a la sexualidad como forma de conservar la salud y proteger la vida.”

En el área de Ciencias Sociales se encuentran actividades para reflexionar sobre la reproducción y la sexualidad y las implicaciones de las enfermedades incluyendo ETS. También para comprender el enriquecimiento e intercambio cultural alrededor de varios aspectos, incluyendo la sexualidad. Otra propuesta es establecer relaciones entre sexualidad y desarrollo psíquico, físico y afectivo, así como tomar en cuenta las diferencias de género analizando las manifestaciones sociales y emocionales del crecimiento físico de la mujer y del hombre. En el área de Formación ciudadana, que nada más ocupa una hora semanal en el Primer Ciclo y dos en el Segundo, se persigue que los chicos comprendan la importancia de la equidad y del respeto hacia las diferencias étnicas, culturales, edad, discapacidad y orientación sexual.

En México, las temáticas que se abordan en tercer y cuarto año son perspectiva de género, educación para la salud, educación sexual, sexualidad responsable y protegida. Para quinto año: funcionamiento integral del cuerpo humano y la sexualidad enmarcados por la cultura de la prevención, la importancia de la higiene de los órganos sexuales externos de mujeres y hombres debido a su relación y cercanía con el sistema excretor; así como la comunicación ante situaciones de riesgo para advertir, evaluar y evitar algún tipo de violencia, ya sea abuso físico –golpes, rasguños, empujones, mordidas–, emocional –gritos, amenazas u ofensas– y sexual.

En sexto año se suma la prevención de enfermedades, accidentes, adicciones y conductas violentas para la creación de entornos seguros y saludables, el funcionamiento integral del cuerpo, y la prevención de riesgos en la adolescencia, como parte de la promoción de la salud y la educación sexual, la promoción de la autoexploración y de conductas sexuales responsables; por ejemplo, la abstinencia, evitar el inicio de la actividad sexual a edad temprana, el uso del condón y la reducción del número de parejas sexuales, así como la toma de decisiones informadas, basadas en evidencia científica, para prevenir embarazos e infecciones de transmisión sexual a esta edad. Se analizan las implicaciones personales y sociales de los embarazos en la adolescencia, desde las perspectivas biológica, ético-moral, afectiva, económica y social, y de las ETS, en particular del virus del papiloma humano (VPH), y el VIH, con el fin de fortalecer una educación sexual integral que se complementa con diversos contenidos de Formación Cívica y Ética.

4.      Tensiones entre enfoques y posicionamientos de los actores: a modo de conclusión

La temática de educación sexual también involucra los propósitos de los programas y a las autoridades que los definen y ejercen su gobierno, entendiendo que “las instituciones educativas son agentes poderosos para la formación y el desarrollo futuro de las nuevas generaciones” (Wainerman, Di Virgilio, Chami, 2008). La implementación de la Educación Sexual Integral en Guatemala y México es parte de las grandes narrativas que hicieron a la modernidad (Lyotard, 1991), donde se abordan los temas de etnias, género y derechos humanos desde una postura re-centrada, o sea, de futuro y prospectiva.

Popkewitz (2000) en su libro sobre la sociología política de las reformas educativas, nos invita a preguntarnos ¿Cuáles son los diversos significados que adoptan las reformas con el paso del tiempo? y ¿de qué manera se elaboran esos significados como elementos de relaciones de poder?, dos cuestiones importantes para entender los casos mexicano y guatemalteco en los procesos de reforma al currículum en el marco de la promulgación e implementación de la ESI en 2008 y 2005 respectivamente. Primero tendríamos que analizar hasta qué punto las reformas funcionaron y funcionan como un recurso de regulación y organización social, así como relacionar esto con el vínculo entre el conocimiento, los intelectuales y los movimientos sociales.

Hay diferencias significativas entre los contextos donde se crean las normas y los contextos donde deben aplicarse. Es decir, las directrices internacionales se crean en países del “primer mundo” y deben aplicarse en contextos donde el debate sobre la diversidad sexual apenas empieza, la cultura es conservadora, el sexo es tabú, los valores cristianos rigen la vida cotidiana. A nivel local, las decisiones se toman de forma centralizada, en las ciudades, por autoridades, técnicos y expertos, mientras que los docentes participan poco o nada y las diferencias culturales propias de países diversos como México y Guatemala no se toman en cuenta.

La ESI, entonces, aparece en los planes educativos de México y Guatemala como gran marco de la política educativa, primeramente en términos de equidad de acceso y principio de no discriminación. En segunda instancia, se encuentra la prevención de embarazos en la adolescencia y enfermedades de transmisión sexual. Como tercer elemento, lo relacionado a la prevención y erradicación de la violencia sexual y de género. En ambos países, desde la normativa se contempla el enfoque de género y derechos humanos, en Guatemala se pone atención a la diversidad cultural, y en México, a la diversidad sexual.

La participación de la sociedad civil en las reformas educativas toma auge en la década de 1990, complementando o haciendo contrapeso a las propuestas estatales (Dussel, 2005). En el caso de las ESI asumen un papel protagónico los expertos internacionales, con un lugar prominente en la producción de discursos pedagógicos (Bernstein, 1988), es decir los modos de administrar y regular el cambio social al respecto. Los países analizados participan de las nuevas tendencias de transformación del currículum y de las reformas educativas homogéneas y centralizadas en marcos orientativos (Stenhouse, 1984). El PND y PSE mexicanos contemplan que “la tarea educativa es responsabilidad de autoridades, maestros, alumnos, padres de familia y de la sociedad en su conjunto”, y consideran fundamental las consultas al magisterio, a los padres de familia y a la sociedad para elaborar ambos documentos. Dentro del MINEDUC existen órganos de consulta que integran a docentes guatemaltecos agremiados, en el entendido de que la comunidad educativa debe tomar las decisiones. Por su lado, tanto en México como en Guatemala los actores gremiales han delegado en el Estado toda la responsabilidad por las decisiones en políticas educativas. Pero la negociación para ambos casos estudiados, al parecer, ocurre fuera de estos espacios cuando entran en juego actores no gubernamentales y que no son propiamente parte de la comunidad educativa, como la Iglesia o las ONG.

En concreto, la falta de acuerdo entre la jerarquía de la Iglesia católica con una pretensión de que la educación sexual sea del dominio exclusivo del hogar y que en la escuela en todo caso deben regir los fundamentos cristianos; y sectores afines a la educación laica, así como entidades dedicadas a la prevención de ETS y embarazos en adolescentes, llevó a los Estados a tomar decisiones que parecen unilaterales. Los procesos democratizadores en ambos países han sido “funcionales” (Elías, 1994), la principal razón es que genera equilibrios entre los grupos en pugna. Sin embargo, este equilibrio se ve afectado por la posición de los grupos, permeada por el grado de control y los procesos de negociación, a lo que se suma la posición que ocupa el Estado y el gobierno, ya que incluso en lo educativo, los intereses, valores y prácticas de los actores interactúan en escenarios marcados por las tendencias globales y locales.

De esta manera, se hacen evidentes las pugnas por el uso de recursos simbólicos y políticos entre grupos estratégicos. Aunque el discurso de la educación sexual se ha fundamentado cada vez más en el conocimiento científico, y que la ONU y OMS la conciben y promueven con más amplitud, en ambos países aún puede observarse una tendencia hacia un enfoque biologicista y de prevención, enmarcado en las ciencias naturales. Las organizaciones luchan por un discurso más allá de lo biologicista, los más conservadores con un discurso axiológico y moral, y los ministerios con trabas presupuestarias y políticas, así como discontinuidad en la forma de aplicación de la política. Ambos países han atravesado por cambios de gobierno en el período 2008-2014, es decir, un cambio en los planes de educación. En Guatemala, se abandona la ESI; en México, cambia el enfoque y el discurso. La diferencia en el ámbito de lo político es que en México el posicionamiento ideológico de quienes la hacen es evidente, la influencia de los grupos católicos está presente en la toma de decisiones desde la ideología de los partidos que representan la ultraderecha. Mientras en Guatemala no hay distinción en cuanto a la inclinación de gente de izquierda y derecha.

La incorporación o modificación de la ESI en la escuela, supuso la participación de nuevos actores educativos y sociales, aunque no siempre esta participación fue con ese carácter de sujetos de la determinación curricular (De Alba, 1991:85). Es el caso de los docentes, que no aparecen en el recuento de cómo se definieron los contenidos que finalmente llegaron al currículum. En otras palabras, la incorporación de la ESI en el currículum de primaria obedece a lineamientos internacionales más que a la experiencia de los docentes dentro del aula. La negociación y articulación de los saberes que cada sujeto considera pertinente respecto a la ESI, decantó en marcos curriculares comunes con contenidos mínimos obligatorios y objetivos fundamentales de enseñanza, siguiendo la tendencia en la región de organizar los conocimientos por áreas (Dussel, 2005). Y reafirmando que lo político del currículum designa una compleja configuración de diferentes manifestaciones de poder según una lógica de antagonismo o cooperación entre voluntades colectivas.

Para alcanzar el pleno desarrollo de los individuos, se debe intervenir conscientemente y generar equilibrios entre los actores que inciden en la formación del currículum, puesto que todas las relaciones humanas están atravesadas por el poder (Palamidessi, 2014). La escuela, lugar privilegiado para observar la materialización de la ESI, se convierte en un espacio de la sociedad donde se visibilizan las relaciones de poder, las desigualdades, las pugnas, las negociaciones. Siguiendo el argumento, Durkheim (1982) menciona que la educación cumple una función eminentemente política, por lo tanto decidir el currículum y la verdad sobre la sexualidad es una meta política y la lucha por mantener este control implica una lucha en el campo político. En principio, los Estados buscan movilizar actores que apoyan y legitiman la incorporación de los contenidos de la ESI, sobre todo los que generan controversia como la diversidad sexual y el enfoque de género. Los consensos no son sólo sobre los contenidos sino sobre la forma de proceder para incorporar los cambios (formación docente, dosificación de contenidos, elaboración de materiales o manuales).

La conclusión después de realizar la revisión de cada programa de Educación Primaria, es que hay una discrepancia entre los lineamientos y marcos institucionales y la puesta en práctica dentro del aula a través del  currículum. La enseñanza de la Educación Sexual en la primaria presenta incongruencias y desarticulaciones derivando en un escenario fragmentado entre lo que pretende la Ley de Educación Sexual Integral y su efectiva puesta en práctica, aplicada en cada establecimiento educativo y por cada docente. Si bien en el PND y el PSD, para el caso de México, y los lineamientos de SEPREM, DEMI y la carta de entendimiento MSPAS-MINEDUC, para Guatemala, introducen una perspectiva integral de la educación sexual, a través de la articulación de las dimensiones biológica, afectiva, psicológica, social y ética con una perspectiva de derechos humanos con la intención de formar íntegramente personas, posicionando a la escuela como formadora de valores y conductas, el análisis minucioso de los programas de educación primaria arroja información importante que refleja una enseñanza de la educación sexual sólo preventiva, bajo el enfoque biologicista y con apenas intentos de introducir el enfoque de derechos humanos. No llegan a tocar el tema de sexualidad desde una perspectiva de género y de diversidad sexual. En ambos países, la presencia de los grupos católicos tiene incidencia en la toma de decisiones, la caracterización de los aprendizajes escolares y las reformas en el marco de la aplicación de la ESI.

De manera análoga a la formulación de políticas educativas en México y Guatemala, fuentes externas, proponen ideas y se vuelven vehículos de contenido y funciones, al mismo tiempo los sistemas nacionales son refractarios de los movimientos sociales mundiales y de la memoria social. ¿Cómo incluir y dar forma a las diferentes dinámicas que adopta el currículum en educación sexual integral en la tensión entre el campo educativo, el Estado y la sociedad para lograr las intenciones político-pedagógicas en la vida de las instituciones educativas?

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Wainerman, Catalina; Di Virgilio, Mercedes y Chami, Natalia (2008) La escuela y la educación sexual. Buenos Aires: Ediciones Manantial.





[1] Proyección del último censo (INE, 2002).
[2] En Guatemala se habla de “educación integral en sexualidad”, pero para el presente documento unificaremos la denominación a la que se utiliza internacionalmente, ya que se refieren a una y la misma cosa.
[3] Se celebró en El Cairo la V Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD). El Programa de Acción de la CIPD fue adoptado por 179 países que se comprometieron a traducir estos principios en políticas públicas con enfoque de derechos humanos.
[4] Ambos países ratificaron al inicio de la década de 1980 la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, conocida como CEDAW, del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).